La infidelidad financiera abarca una serie de conductas donde al menos uno de los miembros de la pareja no es transparente acerca de sus ingresos, gastos, deudas o hábitos financieros.

En este sentido, da igual si las parejas conviven, están casadas legalmente o sólo tienen una unión libre, así como que opten por manejar sus finanzas de forma independiente. Estas mentiras acaban generando conflicto, aún en el caso de que, como pasa en Catalunya, el régimen económico matrimonial sea el de separación de bienes.

Según los expertos, esta es una tendencia creciente que pone en peligro la confianza y la estabilidad en la relación. Aunque pequeñas ocultaciones pueden parecer insignificantes, pueden ir a más y causar conflictos serios, dañando la confianza y llevando potencialmente a la separación o divorcio.

 

Formas habituales de infidelidad financiera.

  •  Mentir acerca del salario, aumentos y reducciones de sueldo, bonificaciones o ingresos generales.
  • Esconder compras, gastos o deudas.
  • Pedir préstamos o endeudarse secretamente.
  • Esconder ahorros del otro.
  • Tener cuentas o tarjetas desconocidas por la pareja.
  • Utilizar ahorros sin consentimiento.
  • Prestar dinero sin el conocimiento del otro.
  • Falsificar el precio pagado por algo.
  • Presentar compras nuevas como si fueran viejas.
  • Hacer inversiones o acciones financieras sin consultar.
  • Tener hábitos de compra compulsiva.

La infidelidad financiera llega a meterse en las cuentas bancarias de las parejas, dando pie a mentir sobre los saldos de las tarjetas de crédito y existiendo quienes ahorran en secreto por si la relación termina, considerando esos ahorros como un fondo de libertad.

 

Causas de la infidelidad financiera.

 Los estudios realizados detallan que esta conducta suele ser frecuente en parejas con diferentes mentalidades hacia el dinero, como cuando por ejemplo uno tiende a ahorrar y el otro a gastar. No obstante, las razones pueden ir desde el deseo de evitar conflictos, la vergüenza por no saber administrar bien el dinero, e incluso la necesidad de mantener cierta independencia en relación a la economía personal.

Existen situaciones extremas, en las que lo que se está ocultando son situaciones más graves como son gastos excesivos como consecuencia de adicciones como el juego o el consumo de sustancias.

A diferencia de la infidelidad emocional, las repercusiones financieras pueden afectar la a economía de la pareja de formas más directas y severas, obligando a hacer frente a deudas no consentidas e incluso a problemas legales graves.

 

Cómo abordar el problema. 

Aunque en general la receta para afrontar este asunto es la comunicación directa estableciendo un diálogo en que no se juzgue ni critique, lo recomendable puede ser combinar la terapia psicológica con la educación en la gestión financiera, pasando por atender situaciones de parejas en crisis económica, personas con compras compulsivas, o aquellos que simplemente desean planificar su futuro financiero.

Es esencial salir al paso ante cualquier sospecha o evidencia de infidelidad financiera, teniendo en cuenta que, a menudo, puede ser síntoma de problemas más profundos, como otro tipo de adicciones.